Mi cuaderno

Cómo no amar cada uno de tus versos si siento la humedad que brota de tus besos y la excitación que provocas con tu prosa imaginando mis caricias en tu piel fogosa cada frase llevándome al límite del deseo despertando los más bajos instintos que poseo es tanto con tus escritos lo que puedes provocar  que en un orgasmo literario me pueda derramar...

Llévame a la velada de tu cama, sedúceme con el bolero de tus ojos, enamorame con la trova de tu boca... Y en la bohemia de tu anatomía, déjame amanecer en tu piel, con nuestros cuerpos rendidos de placer.

Regresa tú, porque yo nunca me fui. Desde que partiste, mi cielo naufragó inmovilizando al tiempo. En el exilio donde até mi alma, tus recuerdos me sofocan y mis lágrimas no reposan, cobrándome la nostalgia de un sueño que navega hacia la luz de la esperanza, donde aún espero tu regreso...

Te fuiste pero estás aquí, en cada verso que leo, en la prosa que se pasea por mis ojos, en el borde de la taza cuando bebo mi café, en cada suspiro ahogado donde flota tu nombre y en cada nuevo día germinas como una flor... Sí, te fuiste. Pero parte de tí se quedó conmigo.

Déjame estar muy junto a tí, pasear a lo largo de tu sonrisa, acampar en el negro de tus ojos hasta que su brillo me deslumbre. Cuando llegue el momento abreme las puertas de tu ser, quiero habitar en tus labios y alimentarme con su miel, reposaré entre tus colinas después de una noche de placer en mis brazos tendrás tu lecho y en mi cálida piel tu puerto.