Tu adiós
El cielo se vistió de cilicio...
Mientras el orgullo de las olas del mar acallaban, oía los pasos de tu calzado irse lentamente y sin dejar rastro...
Mientras miraba el cielo, mi llanto era más extenso que el mar y no podía detenerme...
El sol fraguaba mis emociones y teñian de rojo carmesí los recuerdos de lo vivido...
Y tus promesas se escaparon como agua entre mis dedos,
ya no seguiríamos un sólo destino, ahora éramos dos...
Por distintos caminos.
(Colaboración con Karlita Mora)
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